Amanece un día fresco y nublado que no desanima en absoluto a este grupo de amantes de aventuras vitivinicolas ávidos por aprender más y más cada día. Hoy nos esperan en Château Margaux. Nos recibe Marie Guillard, una mujer encantadora que habla un español bastante correcto para mayor placer de todos.
Desde hace algo más de cuatro siglos, los vinos de esta mítica bodega gozan de un merecido prestigio entre los consumidores más exigentes del Mundo. Varias familias fueron sus propietarias hasta llegar, en el año 1977 a manos de André Mentzelopoulos quien, a su fallecimiento, lego esta propiedad a su hija Corinne.
Esta extensa finca de 262 Ha se divide en tres tercios: el primero lo forma un conjunto de edificios magníficamente construidos que fueron declarados monumento histórico nacional en 1946. El segundo en extensión, se dedica a prados con ganado, y por último, los viñedos plantados sobre 11 Ha, con la popular Sauvignon Blanc de unos 25 años y 82 Ha de variedades tintas, esencialmente Cabernet Sauvignon (75%), seguida en importancia por Merlot (20%), Petit Verdot (4 %) y tan sólo 1 % de Cabernet Franc rondando los 35 años de edad media.
Esta extensa finca de 262 Ha se divide en tres tercios: el primero lo forma un conjunto de edificios magníficamente construidos que fueron declarados monumento histórico nacional en 1946. El segundo en extensión, se dedica a prados con ganado, y por último, los viñedos plantados sobre 11 Ha, con la popular Sauvignon Blanc de unos 25 años y 82 Ha de variedades tintas, esencialmente Cabernet Sauvignon (75%), seguida en importancia por Merlot (20%), Petit Verdot (4 %) y tan sólo 1 % de Cabernet Franc rondando los 35 años de edad media.
Los vinos son elaborados y perfeccionados en 51 depósitos de acero inoxidable de una sala, 17 de otra y 34 fudres troncocónicos, además de 1200 barricas de robles originarios principalmente de los bosques de Tronçais, adquiridas a seis proveedores, sólo en sus 2/3 partes, ya que un tercio son fabricadas por sus propios artesanos in-situ.
El “gran” vino de Château Margaux cuya producción media es de 150 000 botellas/año, permanece entre 21 y 24 meses en roble nuevo mientras que el Pavillon Rouge (unas 200 000 b/a), se cría entre 18 a 20 meses en barricas de 2 y 3 usos. En cuanto al Pavillon Blanc (33 000 b/a aprox.), éste fermenta en barrica de roble evitándose la maloláctica con frío y se mantiene entre 6 y 7 meses sobre lías finas con “bâtonnage”.
Más allá de su reputación, de las sensaciones y de los juicios de valor que recibe, un gran vino se distingue sobre todo por su capacidad para emocionar a quien lo degusta. Château Margaux 1953, 1961, 1982, 1996, 2000, etc., llegan al corazón a la vez que culminan los sentidos. Esta emoción jamás va ligada a uno o varios sabores particulares, aunque parezcan a priori muy impresionantes; más bien se puede afirmar que procede siempre de su sutil equilibrio. Es este equilibrio, por encima de los distintos matices, quién define un “Gran Vino” asegurándole un envejecimiento harmónico. Para los vinos de Châteaux Margaux, envejecer no es una fatalidad, ni un logro, simplemente es la forma de ganar en exquisitez.
Château Margaux posee, junto a algunos otros grandes crus de la zona, una extraordinaria capacidad para desarrollar con el tiempo, un conjunto de caracteres gustativos que nuestra cultura del gusto valora mucho más que aquellos inherentes a los vinos jóvenes. Su envejecimiento en botella afina, sus aromas sin deslucirlos y suaviza, sin corromperla, su fuerza tánica algo brusca al principio. Lo que pierden en frescura y potencia, lo ganan en suavidad, en complejidad y a veces, en misterio…
Château Margaux posee, junto a algunos otros grandes crus de la zona, una extraordinaria capacidad para desarrollar con el tiempo, un conjunto de caracteres gustativos que nuestra cultura del gusto valora mucho más que aquellos inherentes a los vinos jóvenes. Su envejecimiento en botella afina, sus aromas sin deslucirlos y suaviza, sin corromperla, su fuerza tánica algo brusca al principio. Lo que pierden en frescura y potencia, lo ganan en suavidad, en complejidad y a veces, en misterio…