una cata “a ciegas” que ve más allá del vino
Fotografía de CMBNo todos los concursos de vino miden la excelencia con la misma precisión. El Concours Mondial de Bruxelles es sin duda una excepción. Desde hace más de tres décadas, este certamen convoca a los más acreditados profesionales del análisis sensorial para catar, sin referencias visibles, miles de vinos provenientes de todos los rincones del planeta.
En la edición número 32, celebrada en junio de 2025, durante tres días, 7.165 vinos procedentes de 49 países fueron catados “a ciegas” por 375 expertos internacionales, representantes de 56 naciones. Esta amplitud de perfiles: sumilleres, enólogos, periodistas especializados, investigadores y formadores, convierte al Concours Mondial de Bruxelles en el certamen más internacional del mundo.
una metodología que no deja espacio al azar
A diferencia de otros eventos, aquí no se llega por invitación masiva ni por inscripción abierta. Se accede por mérito. Por trayectoria. Por la capacidad de leer un vino más allá de su estructura. Formar parte de este jurado es una distinción, sí, pero también una responsabilidad: la de comprender, interpretar y valorar lo que representa un vino en su contexto geográfico, cultural y técnico. No existe otra cata que logre un consenso técnico de tal diversidad geográfica y profesional, lo que otorga a sus resultados un valor verdaderamente global.
Fotografía de CMBLas muestras se presentan ocultas, sin etiquetas, sin referencias de origen. Cada vino es evaluado por un grupo internacional de expertos que desconoce la identidad de lo que tiene en la copa. El protocolo técnico es riguroso, y la validación de resultados corre a cargo de un algoritmo desarrollado por Wine Espace en la Universidad de Lovaina (Bélgica). Este sistema corrige automáticamente las posibles desviaciones entre catadores, ya sean de severidad o indulgencia, garantizando así una media objetiva.
Aplicar una fórmula matemática para equilibrar percepciones humanas podría parecer un contrasentido, sin embargo, en el Concours Mondial de Bruxelles, es una herramienta de justicia técnica. El algoritmo identifica patrones de evaluación en cada jurado y ajusta los resultados para que ningún vino sea penalizado (o favorecido) por el estilo de cata de quien lo juzga.
presidir, guiar, escuchar
Desde el año 2008 tengo el privilegio de formar parte del jurado del Concours Mondial de Bruxelles. En esta 32ª edición, celebrada en Yinchuan, Provincia de Ningxia, al norte de China, he sido nuevamente designada para presidir una mesa de jurado, en este caso el número 17, compuesto por profesionales procedentes de Italia, Croacia, India, Francia y España.
Jurado 17 - Fotografía de la autoraPresidir no significa imponer, sino afinar el tempo de una conversación silenciosa entre sensibilidades diversas; armonizar criterios sin homogeneizarlos; crear el clima adecuado para que cada catador, desde su formación y experiencia, pueda desplegar su intuición sin interferencias. Es también aprender a reconocer cuándo una vacilación es síntoma de algo valioso y cuándo un consenso rápido puede esconder una falta de profundidad. En ese ejercicio de escucha y discernimiento, se revela no sólo el valor del vino, sino también la solidez del juicio colectivo.
más allá del veredicto: el vino como fenómeno cultural
Fotografía de CMBEl CMB no premia modas ni etiquetas: premia logros. Las medallas concedidas hablan por sí solas:
• Gran medalla de oro: para vinos excepcionales,
únicos, capaces de conmover;
• Medalla de oro: para los que rozan la perfección en
ejecución y autenticidad;
• Medalla de plata: para aquellos impecables, con identidad y precisión técnica.
Pero más allá de las puntuaciones y del rigor técnico, el Concours Mondial de Bruxelles ofrece algo aún más valioso: una lectura en tiempo real de la evolución del vino a escala global. Cada edición es un mapa vivo del gusto contemporáneo, donde se perciben con nitidez los desplazamientos de sensibilidad, los cambios en las demandas del mercado y, sobre todo, el surgimiento de regiones que no se limitan a seguir moldes preexistentes, sino que construyen una gramática vinícola propia, arraigada en su identidad y su territorio.
Participar de este proceso año tras año es, en el fondo, tomar el pulso a un organismo vivo, complejo y en permanente transformación. Es asistir, desde dentro, al modo en que el vino redefine sus lenguajes y sus territorios de legitimidad. Y por ello, no puedo sino sentirme profundamente agradecida por la confianza renovada tantos años, que me permite seguir formando parte de este ejercicio colectivo de escucha, análisis y celebración del vino en su expresión más extraordinaria.
Este año, del 8 al 13 de junio, la región anfitriona ha sido Ningxia, al norte de China. Un enclave sencillamente revelador, donde el rigor del clima continental extremo, la proximidad al desierto de Gobi y el abrigo de la montaña Helan, configuran un escenario tan exigente como singular. Allí, he tenido la oportunidad de conocer a unos elaboradores y viticultores tenaces, que inclinan sus vides al plantarlas y las entierran antes del invierno, para desenterrarlas con el primer aliento de la primavera. Fruto de tan ardua labor y de su obstinación, los vinos de Ningxia no responden a fórmulas heredadas: expresan con claridad una identidad vinícola forjada en la resistencia, moldeada por su terroir, su paisaje, una voluntad férrea y una capacidad de trabajo que no concede tregua.
LOS RESULTADOS DE LAS 32º EDICIÓN DEL CMB
La lista de medallas otorgadas este año refleja con claridad esa vocación mundial. Han sido reconocidos vinos procedentes de Alemania, Bolivia, Bulgaria, Eslovenia, Hungría, Kazajistán, Líbano, Mauricio, México, Rumanía, Turquía, entre muchos otros países.
Y una vez más, España ha brillado con luz propia. Con un total de 361 vinos galardonados, el desempeño español ha sido sobresaliente: 16 grandes medallas de oro, 145 medallas de oro y 200 medallas de plata.
Estos datos no sólo confirman la solidez cualitativa del vino español, sino que evidencian un ascenso notable en el número de reconocimientos respecto a la edición anterior, superando en esta ocasión el 35 %. Una progresión que no es fruto del azar, sino de una mejora tangible en la consistencia y la ambición de nuestros productores.
La Comunidad Valenciana obtuvo 7 medallas: Oro de Alejandría 2024 (Oro), Huella de Merseguera 2024 (Plata) y Huella de Shiraz 2024 (Plata), tres vinos de Bodegas Vegamar con DOP Valencia; dos vinos de Bodegas Raíces Ibéricas: Mariluna Verdejo-Macabeo 2024 (Oro) y Pasión Bobal 2023 (Oro) y también Nebla Chardonnay sobre lías de Bodegas Vicente Gandía Pla (Oro) ambos con DOP Utiel-Requena; finalizando con Sericis Monastrell 2020 (Oro) elaborado por Bodegas Murviedro con DOP Alicante.
Asimismo, todas las grandes regiones vitícolas españolas han estado representadas. Andalucía, Baleares, Bierzo, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Galicia, La Mancha, Ribera del Duero, Rioja... Una pluralidad que da cuenta de la amplitud estilística y la gran riqueza enológica de nuestro país. Entre los vinos premiados con Gran Medalla de Oro figuran etiquetas emblemáticas como Castroviejo Reserva, Faustino I Gran Reserva (Rioja) y Viña Sastre Crianza (Ribera del Duero).
Uno de los momentos más destacados de esta edición ha sido, sin duda, la concesión del Trofeo Revelación Internacional al mejor vino tinto del concurso. El galardón ha recaído en Les Sorts Vinyes Velles 2020, un vino con raza de la DOP Montsant, elaborado por la cooperativa centenaria Celler Masroig. Este vino, que interpreta con precisión la nobleza de la variedad Cariñena en su territorio de origen, encarna ese cambio cualitativo y generacional que está transformando la viticultura española desde sus cimientos.
Los catadores describieron así su perfil sensorial: “Un bouquet elegante y fresco se abre con notas empireumáticas de tabaco, chocolate y humo, enriquecidas con acentos vegetales de romero. Las especias dulces y las notas de pimienta aportan complejidad. En boca, una acidez vibrante y tonificante sostiene los aromas de mora, culminando en un equilibrio extraordinario y un final de gran calidad”.
otros vinos revelación de esta edición
Además del Montsant español, el CMB ha concedido otros trofeos "Revelación" a vinos sobresalientes de distintas latitudes, subrayando la riqueza expresiva que ofrece hoy el mundo vitivinícola:
• Les Sorts Vinyes Velles, 2020, España – Revelación
Tinto Internacional.
• Kancellár SomlAI Cuvée, 2021, Hungría – Revelación
Blanco Internacional.
• Mallette Blanc 0%, Francia – Revelación Vino sin
alcohol.
• Norton Privada, 2022, Argentina – Revelación Tinto
Argentina.
• Tarapacá Gran Reserva Cabernet Sauvignon, 2023,
Chile – Revelación Tinto Chile.
• Li’s Family Honor Marselan Red Wine, 2022, China –
Revelación Tinto China.
• Château Franc La Rose, 2022, Francia – Revelación
Tinto Francia.
• Oenotria Land, 2021, Grecia – Revelación Tinto
Grecia.
• Cima Caponiera Riserva, 2018, Italia – Revelación
Tinto Italia.
• Sierra Monarca, 2021, México – Revelación Tinto
México.
• Forte de S. Sebastião Signature, 2023, Portugal –
Revelación Tinto Portugal.
• Cuvee Pandora Rosu By Florin Manoliu, 2021, Rumanía
– Revelación Tinto Rumanía.
• Alouettes Pinot Noir Fût, 2022, Suiza – Revelación Tinto Suiza.
Todos los vinos premiados:
https://resultats.concoursmondial.com/es/resultados
La próxima edición de la
Sesión Tintos y Blancos del Concours Mondial de Bruxelles se celebrará del 21
al 23 de mayo de 2026 en Ereván (Armenia).