domingo, 23 de julio de 2023

LAS ISLAS EOLIAS Y SUS VINOS DE MALVASÍA o LA HEROÍCA VITICULTURA DEL MAR…

 

Tras la participación como miembro del Jurado del Concurso Mundial de Bruselas en su edición especial de “Vinos dulces y generosos” 2022 celebrada en la magnífica región de Marsala, en Sicilia, acepté muy gustosamente la invitación del Consorzio di Tutela Malvasia delle Lipari con ocasión de la decimoprimera edición de su ya famoso evento “Malvasía Day” y, en compañía de Cristina Tierno, gran comunicadora y excelente amiga, nos desplazamos hasta las Islas Eolias, cámara en ristra y pluma en mano, prestas para descubrir el Festín Sensorial en el Mediterráneo en estas islas moldeadas por los vientos.


Jornada Inaugural: Milazzo – Atrio de Entrada Triunfal.

El ferry se alzó sobre las aguas cristalinas del Mediterráneo mientras partimos desde el pintoresco puerto de Milazzo hacia el arcoíris de promesas que son las Islas Eolias. 

Primera Etapa: Vulcano - Entre vapores

Vulcano, la isla ebúrnea y efervescente, nos recibió con sus vapores sulfurosos, haciendo que el alma se empapara en la esencia primigenia de la naturaleza. Enarbolando los frutos de la tierra y el mar, los sabores ígneos y autóctonos de la "pasta al nero di seppia" y el "involtino di pesce spada" nos transportaron a los abismos culinarios de la Sicilia ancestral.


Segunda Etapa: Lipari - Un despliegue de Tesoros eno-gastronómicos.

Los vientos marinos nos mecen hasta el resplandor de Lipari, la joya etérea del archipiélago. En este paraíso de calles pétreas y glorias históricas, descubrimos un sinfín de manjares marinos. El "tonno alla liparota" desplegó su seducción carnal, mientras las delicias marítimas fritas danzaban en nuestro paladar. Sin embargo, no todo reposa sobre las olas; las viñas de Lipari, de impecable legado, nos ofrecieron el néctar celestial de la uva Malvasia, desvelando aromas y sabores sutiles con voluptuosidad floral.

Tercera Etapa: Salina - Delicias Náuticas y Terrenales.

En Salina, la riqueza de la naturaleza se vertió en un banquete para los sentidos. Entre viñedos que se enredan con acantilados escarpados, descubrimos el auténtico sabor de la tierra. "Pasta alla salina", enmarcada por el aroma inconfundible de las “caperolas”, suscitó en nuestro ser un deleite reverente. Y, para poner el punto final con frescor y dulzura, la "granita di limone" nos deleító con su canto de cítricos y hielo.


Las siete Islas Eolias: AlIcudi, Filicudi, Lipari, Panarea, Salina, Stromboli y Vulcano“RESERVA DE BIODIVERSIDAD Y PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD” otorgada por la UNESCO en el año 2000– fueron colonizadas por los griegos alrededor del año 580 A. C. Estos, creyendo que habían llegado al hogar de Eolo, Dios de los vientos, las bautizaron en su honor con la apelación que ha perdurado en el tiempo.

Aquí, junto a los promontorios volcánicos, el verde de la vegetación, la famosa alcaparra de Salina (toda una institución del movimiento slow food), y las tradiciones ancestrales que se han perpetuado hasta nuestros días, el verdadero protagonista es el mar, con playas cuya belleza y diversidad cautivan tanto a residentes como a viajeros. Arenas volcánicas y guijarros alisados ​​por el mar, constituyen un escenario único en el mundo, en el que la flora y la fauna destacan por su singularidad entre las siete perlas de Sicilia. 



Son un gran atractivo para el turismo gastronómico y enológico italiano de referencia, con instalaciones tanto de alojamiento como de restauración de alta calidad, cuyo sentido de la hospitalidad sabe combinar exclusividad, refinamiento y distinción, en una experiencia de estancia inolvidable. 

La relación sinérgica entre el Consorcio y la Asociación de Hoteleros de Salina Isola Verde, junto con la restauración distintiva de las estructuras, es una de las fortalezas del proyecto enoturístico desarrollado en el archipiélago. 


El Consorzio di Tutela Malvasia delle Lipari, fundado el 14 de julio de 2016, es una entidad asociativa con sede en las Islas Eolias, Sicilia, Italia. Fue fundado con el propósito de proteger y promover la calidad y autenticidad de los vinos de malvasía producidos en la región de Lipari, bajo el sello de las DOC Malvasia delle Lipari y de la IGT Salina.

Entre los ancianos eólicos, la malvasía representa “el vino de la memoria”, el vino heredado, el vino familiar. Una condición antropológica y cultural del agricultor isleño que ha suscitado, sentimientos de nostalgia a lo largo del tiempo, pero también el anhelo de un renacimiento y una dimensión contemporánea que permite confirmar el valor de la vid incluso en sus expresiones más actuales. Esta es la nueva filosofía de gran parte de los productores eólicos. Las nuevas generaciones están redescubriendo el eclecticismo productivo de esta viña extraordinariamente polifacética e identificativa, hija del encuentro entre la tierra y el mar, sumamente extendida entre las islas y las costas mediterráneas, pero que adquiere aquí peculiaridades únicas e irrepetibles. Sus microclimas, sus suelos volcánicos, las corrientes y el efecto mitigante de las temperaturas invernales y estivales condicionados por el ambiente marino, hacen que la malvasía, una variedad de uva blanca cultivada durante siglos, sea considerada aquí como uno de los tesoros vinícolas de la zona.

El Consorzio di Tutela Malvasia delle Lipari juega un papel fundamental en el desarrollo de la tradición vinícola de la zona, así como en la proyección de los vinos de malvasía de Lipari en el mercado nacional e internacional. Como la inmensa mayoría de Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen, las principales metas del Consorzio di Tutela Malvasia delle Lipari son:

1. Proteger la denominación: tiene la responsabilidad de salvar el nombre "Malvasia delle Lipari" y garantizar que los vinos que se etiqueten con esta denominación cumplan con los estándares de calidad establecidos;

2.  Controlar la producción: regula la producción de malvasía en la región, asegurándose de que se sigan las prácticas vitivinícolas adecuadas y que se utilicen las variedades de uva autóctonas permitidas;

 3.   Promover la malvasía de Lipari: se afana incansablemente en promocionar y dar a conocer los vinos de malvasía de la región, tanto a nivel nacional como internacional;

 4. Fomentar la calidad: pone el foco en mejorar la calidad de los vinos de malvasía mediante la promoción de la innovación y la colaboración entre los productores locales;

 5.  Difundir el conocimiento: educa y conciencia a los consumidores acerca de la historia, las peculiares características y las singularidades propias de la malvasía de Lipari.

6.  Eventos y actividades: organiza eventos y actividades relacionadas con el vino, para dar a conocer la cultura vinícola de la región y fortalecer así estrechos lazos entre los productores y la comunidad.

Algunas de las principales bodegas productoras de vinos amparados por el Consorzio di Tutela Malvasia delle Lipari en las Islas Eolias que tuvimos la fortuna de descubrir son:

Acial: Empresa nacida en 2020 que retoma el cultivo de un viñedo viejo de 2,5 hectáreas y cuarenta años de edad. Pasión por el territorio y drástica selección de uvas son los dos pilares de un proyecto que ya ha dado vida a cinco etiquetas de absoluto calado.

Barone di Villagrande: Situada en la isla de Lipari, esta bodega es una de las más antiguas de la región y lleva produciendo vinos de malvasía desde hace 10 generaciones, por lo que la historia de la familia Nicolosi Asmundo está indisolublemente ligada al territorio del Etna. Esta empresa también es protagonista en la isla de Salina donde, de un pequeño viñedo de tan solo dos hectáreas, nace el preciado Passito Malvasia delle Lipari. Sus vinos son reconocidos por su carácter distintivo y su elegancia.


*Capofaro Locanda & Malvasía: Del amor de la familia Tasca d'Almerita por la viña y el mar, nació Capofaro, una de las expresiones más auténticas de la isla de Salina. Un Relais con encanto rodeado de hileras de malvasía con vistas al mar, donde nacen vinos elegantes e identificativos que describiré más profundamente al final.


Caravaglio: Ubicada en la isla de Salina, es una de las bodegas más conocidas de la región y se especializa en la producción de vinos de malvasía de alta calidad. La empresa fue fundada en 1989 pero la familia Caravaglio tiene un vínculo aún más antiguo con la isla de Salina, ya que llevan más de 100 años produciendo vinos y son reconocidos por su enfoque en la sostenibilidad y la tradición. Tienen en propiedad 20 hectáreas divididas en una treintena de parcelas repartidas en diferentes islas del archipiélago.


Castellaro: Única empresa en la isla de Lipari adherida al Consorcio, Tenuta di Castellaro es el resultado de un proyecto de valorización y recuperación de la zona. Artesanía, respeto por la naturaleza y por el hombre representan las tres palabras clave que mejor resumen su modelo de viticultura.

Colosi: Esta bodega, con sede en la isla de Salina, es otra de las destacadas. En un rincón del paraíso, enclavado entre los aromas del matorral mediterráneo y vistas impresionantes, la familia Colosi cultiva, desde hace más de cuarenta años, 10 hectáreas de viñedos en sugerentes terrazas con vistas al mar. Produce vinos únicos que hablan de luz, viento, sol y color. Son apreciados tanto a nivel nacional como internacional, por su frescura y elegancia.  


D'Amico: En el pequeño municipio de Leni, la finca Salvatore d'Amico es una de las más antiguas de la isla de Salina. Aquí toma forma el delicado sabor de las antiguas tradiciones con la Malvasia delle Lipari DOC, para combinar con las típicas galletas de sésamo que se producen en la isla.

Eolia: Nace de un proyecto compartido por dos amantes del vino en todos sus matices: el eólico Luca Caruso y la toscana Natascia Santandrea, dos grandes nombres de la alta cocina. Una nueva bodega símbolo de energía, ambición y amor por la isla verde de las Islas Eolias.

Fenech: Sita en la isla de Lipari, es conocida por su dedicación a la producción de vinos de malvasía de alta calidad, respetando las tradiciones y técnicas vitivinícolas locales. Una historia de amor y pasión que nace de la relación única con una naturaleza aún intacta. Para Francesco Fenech, la producción de Malvasia delle Lipari representa una antigua tradición familiar, transmitida de generación en generación desde el siglo XIX.

Hauner: Situada en la isla de Salina, la bodega Hauner es famosa por su enfoque en la producción de vinos de malvasía que reflejan las características únicas del suelo volcánico de la región. Carlo Hauner de Brescia y de origen bohemio trasplantado a las Islas Eolias, dio a luz una finca histórica y gloriosa que hoy lleva su nombre. El Malvasia delle Lipari DOC elaborado por Hauner es un vino de meditación, cálido, envolvente y de larga persistencia.


Punta Aria: El proyecto Punta Aria nació de una intuición de Francangelo Pollastri, quien merece crédito por haber revivido la magia de un lugar único en términos de belleza y calidad de sus uvas: Vulcano. Hoy produce una malvasía muy delicada, rica en aromas y sensaciones únicas.

Virgona: Ubicada en la isla de Lipari, de generación en generación, siempre ha destacado por su pasión por la malvasía y su enfoque en la calidad y la excelencia enológica. Sus viñedos están ubicados en la espléndida y fértil zona montañosa de Malfa, en el lado norte de la Isla Verde.

El sistema de vinificación empleado generalmente en las Islas Eolias para la elaboración de sus vinos de Malvasía volcánica se basa en prácticas tradicionales que han sido perfeccionadas a lo largo de los siglos. Dada la singularidad del suelo volcánico y el clima mediterráneo de la región, se aplican técnicas específicas para realzar las cualidades organolépticas inherentes a la uva malvasía y lograr vinos de un alto nivel cualitativo. Algunos aspectos clave del proceso de vinificación de vinos dulces en las Islas Eolias son los siguientes:

  1. Vendimia selectiva: La selección meticulosa de los racimos de uva malvasía se realiza en el momento óptimo de madurez, dejando una concentración adecuada de sabores y aromas característicos;
  2. Asoleo: El sistema de asoleo de las uvas, una vez recolectadas, es un proceso que se utiliza para producir vinos naturalmente dulces de malvasía. Se realiza extendiendo los racimos al sol, en grandes cajas planas con fondo de rejilla, que se exponen al sol para facilitar la deshidratación y pasificación de las bayas;
  3. Maceración: En algunos casos, se emplea una breve maceración en frío para extraer compuestos aromáticos de las pieles de la uva antes de la fermentación;
  4. Prensado: Se realiza un prensado para obtener el mosto, habitualmente muy rico en azúcares y precursores aromáticos propios de la variedad, debido a su concentración;
  5. Fermentación controlada: El proceso de fermentación del mosto se lleva a cabo bajo estrictos controles de temperatura en tanques de acero inoxidable o en barricas de roble;
  6. Parada de fermentación: En el caso de los vinos dulces, se interrumpe la fermentación mediante enfriamiento o adición de alcohol para conservar el dulzor natural de la uva;
  7. Envejecimiento: Los vinos de Malvasía de las Islas Eólicas suelen someterse a un período de crianza en barricas de roble (o en botellas), lo que contribuye al desarrollo de su complejidad y carácter distintivo.

Características del “Terroir”: Por una parte, los suelos volcánicos presentes en las Islas Eolias, como no podía ser de otro modo, aportan características únicas a los vinos, como son las notas minerales y una marcada acidez; por otra, el Clima mediterráneo cálido y soleado de la región, favorece una maduración óptima de la uva y, finalmente, los vientos húmedos del atardecer, permiten mantener la frescura y los aromas frutales en el vino.

El propósito de los productores de la región, caracterizados por su profundo respeto de la tradición y la calidad, es el de resaltar las cualidades específicas y contribuir a la notoriedad de los vinos de Malvasía de las Islas Eolias.


Capofaro Locanda & Malvasía  

El Encuentro Sublime del Mar y el Terroir


En el corazón de la enigmática Salina, una joya enológica emerge majestuosamente, como una oda a la elegancia y a la destreza vitivinícola. Capofaro Locanda & Malvasia, un remanso de exquisitez y sutileza, rinde homenaje a la sagrada unión entre el terroir volcánico y las caricias salinas del mar Tirreno.

En este santuario del vino, los viñedos se mecen con la cadencia de la brisa marina y enlazan con la luz mediterránea, regalando a las cepas de Malvasia un carácter único y una expresión que solo esta tierra de misterio puede otorgar. La vendimia, ceremonial y respetuosa con las tradiciones ancestrales, se convierte en el preludio de una sinfonía de sabores y aromas que emanaran de cada botella.

El maestro enólogo, custodio de la sabiduría transmitida por generaciones, orquesta con meticulosa precisión el proceso vinícola. La vinificación se eleva a la categoría de arte, fusionando técnicas ancestrales con la vanguardia tecnológica para extraer lo más puro del corazón de la Malvasia y retratar la esencia auténtica de Salina en cada copa.

La estrella de la corona, el "Malvasia delle Lipari", irradia una dorada luminosidad en la copa, cual líquido tesoro destilado de los sueños. En su sutil perfume, se despliegan armonías aromáticas de albaricoque, higos maduros y dulces matices de miel y frutos secos, ofreciendo una danza sensorial incomparable. En su paso de boca, este néctar de dioses desvela un abanico de sabores, delicadamente dulces y equilibrados en acidez, destinados a armonizar con postres celestiales o a deleitar por sí solo, en un juego de placere hedonista.

No menos célebres son los vinos secos que rinden tributo al ingenio de la enología de Capofaro. El "Bianco Capofaro", emanación del suelo volcánico, se erige como una sublime sinfonía de frescura y mineralidad, con notas cítricas y exóticas en el paladar, honrando la frescura marina de la isla. Mientras tanto, el "Rosso Capofaro", tesoro escarlata de la tierra, se alza con fuerza y ​​carácter, susurrando la historia de frutos rojos y especias selectas que moran en su esencia.

Pero Capofaro Locanda & Malvasia es mucho más que una bodega, es un santuario de enoturismo que envuelve al visitante en un abrazo cálido de hospitalidad y placeres culinarios. Su “Locanda” (hospedería), rodeada de viñedos y envuelta en brisa marina, se erige como un refugio para el alma y el paladar. Aquí, el arte culinario se marida con los vinos, para que los sabores del mar y la tierra convergen en platos armoniosos que estimulan y despiertan los sentidos.

En Capofaro, el vino se convierte en poesía, cada copa es una estrofa en la oda a la enología y viticultura de Salina. El encuentro sublime entre el mar y la tierra es celebrado con maestría, para que cada visitante quede fascinado con la magia de un lugar que ha perfeccionado el arte de dar vida a unos vinos divinos.


Travesía Final: Retorno a Milazzo - Un Brindis a la Memoria.

Tras la estela de la brisa salina, mi semblante se vio acariciado mientras desandaba el sendero que me guiaba de regreso a Milazzo. Cobijada en la calidez del refugio en cubierta, me sumí en una profunda meditación sobre los días de deleite y las valiosas lecciones aprendidas. Sosteniendo mi copa de Passito di Lipari en alto, brindé con devoción, rindiendo homenaje a los pescadores y labradores cuyas manos laboriosas han custodiado con esmero la sagrada tradición vitícola y culinaria de esta preciosa región, honrando a los enólogos cuya maestría, como destilada esencia, se ha cristalizado en los vinos emanados de este vergel mediterráneo.

La travesía por las Islas Eolias aún se erige en mi memoria como un éxtasis sensorial, trazando un lienzo indeleble que inmortalizó mi memoria. Cada pincelada, tejida con la hechicera belleza de esta tierra y el mar que la abraza, ha dejado en mi la sutil paleta de unos sabores autóctonos y la perenne gracia de la hospitalaria cultura siciliana. A través de cada poro de mi ser, al cerrar los ojos, aún resuena el eco perpetuo de la experiencia vivida, una sinfonía de encantamiento que evoca la plenitud del alma.

Con la gratitud más genuina hacia el Consorzio di Tutela Malvasia delle Lipari, como faro que guía mi retorno, anhelo perderme de nuevo entre estas tierras y maravillarme con nuevas aventuras que despierten mi espíritu viajero. Con un cierre solemne, pero lleno de esperanza, doy por concluida esta crónica, con la certeza de que el recuerdo imperecedero de estos días perdurará en lo más profundo de mi ser, recordándome que siempre habrá un pedazo de mí anclado en las Islas Eolias.